¡Vaya! No visitaba este blog desde 2018. Deseo retomar el ejercicio de escribir en blog nuevamente aunque ya no sea tan impactante usar este medio. El blog me permite revisitarlo con el pasar del tiempo y ver por donde andaba mi creatividad. Me permite además, escribir por escribir sin una idea clara de lo que ando buscando. Voy escribiendo lo que va llegando a mi pensamiento y que anda guardado en la gaveta de mis recuerdos. Hoy, mientras fregaba pensaba en si yo era capaz de recordar en qué momento me enamoré de las palabras. Con 65 años a mis espaldas me costó un poco. - Fue cuando descubrí la biblioteca de pared a pared que tenía mi vecina o eso pensaba yo en mi memoria más remota. De cuando en cuando, saltaba la verja que dividía nuestras casas, allá en la urbanización de clase obrera en la que me crié en Río Piedras, para visitarla. Era algo mayor que mi mamá. Su única hija iba a la escuela secundaria cuando yo apenas tendría unos seis años. No recuerdo e...
Y al día siguiente del "felices para siempre", Cenicienta se percató de que el cuento se había acabado y que en ese momento empezaba la realidad de su nueva vida. Sólo cambió de castillo y de amo. En aquella época, ella como mujer, valía sólo para hacer tareas del hogar, complacer al marido y parir. Sigue siendo las misma realidad de muchas mujeres hoy, en pleno siglo XXI.