Esto de envejecer es una mierda. Yo imagino que a los hombres también les afectará este proceso. A todos, hombres y mujeres, nos llega.
Mira que tratan de "vendernoslo" como una etapa maravillosa. "La edad dorada", "los jubilados jubilosos" y no sé cuántos eufemismos más para intentar al mal tiempo ponerle buena cara.
¡Mire comay esto es jodido! Hablaré por mí, pues tal vez lo mío sea "único en la especie". Poco he escuchado yo de lo que viene cuando se coge la curva de los cincuenta. Al menos, mis amigas más íntimas no me han contado mucho más allá de los famosos calores, "hotflashes" que le dicen. También han mencionado el insomnio. Llega y se instala en nuestra vida sin haber sido invitado. Se convierte en ese huésped que luego de una temporada una desea que se vaya ya porque una quiere volver a la "normalidad" previa a su llegada.
Sin embargo, esto de envejecer -la menopausia que le llaman- es algo más serio. Al menos lo ha sido para mí. Justo cumpliendo el medio siglo empecé a sudar tan profusamente que tal parecía que me habían echado un cubo de agua por la cabeza.
¡Imagínense el panorama! Yo, en medio de una conferencia donde la gente se abrigaba por el frío que hacía y yo chorreando sudor por todos lados de manera incontrolable y bochornosa. El rostro se me empezó a sonrorar al punto que parecía la luz roja de un semáforo. Llega el receso, un participante se me acerca y discretamente me pregunta si me siento mal. Otra me dice "¿le pasa algo?" Yo, casi en estado de pánico, corro y me refugio en el baño. Agarro una cantidad considerable de papel secante para manos e intento secarme toda. Hubiese deseado tener un "blower" que me ayudase en esa tarea de secarme por todos lados, ufff.
Días después percibo que las orejas "me huelen" y no necesariamente a perfume.
-¡Ay, madre, ¿qué rayos es esto? ¡Anda! Si también cambia la sudoración y no venden desodorante para las orejas,¡aggrr! Con lo pudorosa que he sido yo siempre y la nariz que tengo para percibir olores. Ahora son los propios. ¡Oh, Dios!
Ni les cuento de los cambios en la sudoración de otros lugares corporales donde se repite el fenómeno. A mí nadie me advirtió de estos cambios.
Pasado los cincuenta y tantos, los sudores se controlaron, aunque no desaparecieron del todo. Entonces, me empezaron los cambios físicos y psíquicos, debido a la reducción de producción hormonal. ¡Vaya!
Entonces empezó la retahíla de suplementos para "compensar" la falta hormonal o el gran remedio que han inventado las farmacéuticas y que es la panacea médica para atender la situación: el reemplazo hormonal. Si los suplementos añaden un gasto recurrente que afecta el bolsillo, ni les digo el costo del reemplazo hormonal.
A falta de hormonas empieza el cambio corporal que afecta nuestro físico. Comienzan a salir arrugas, las tetas pierden firmeza y tonicidad por lo que se caen y según haya sido su volumen en nuestra juventud, en la vejestud cuelgan. Comienza el cuerpo a cambiar músculo por grasa y el ejercicio es la única opción más saludable. Debe ir acompañado de un cambio significativo en la dieta. El azucar y las grasa se convierten en enemigos acérrimos, así como las calorías vacías. Surge un léxico nuevo que, a medida de los cambios que sentimos, vamos incorporando a nuestras tertulias con las amistades, convirtiéndonos en cuasiexpertos.
La piel pierde elasticidad, los huesos pierden densidad... en fin, empieza la época de las pérdidas y nuestra lucha para intentar detenerla o, al menos, retrasarla. Los productos "anti-aging- en los que no nos habíamos fijado previamente, se convierten en nuestro nuevo objetivo de compra. En ellos se nos puede ir un sueldo si nos dejamos llevar por las vendedoras, quienes intentan vendernos sueños que nos seducen tal Juanas Ponce de León en busca de la fuente de la juventud.
Si a medida que has ido leyendo sientes que te has ido deprimiendo esa no ha sido mi intención. ¡Todo lo opuesto! Es para que abras los ojos ante lo que vas a enfrentar. Es lo que hay. Es lo que nos llega a todas. Lo mejor es prepararse mental y físicamente para lo que viene.
Sólo deseo que la menopausia sea condescendiente contigo. Conmigo no lo fue aunque no a todas les pasa igual. Este ha sido mi caso. No tiene que ser el tuyo pero es bueno saberlo.
Gracias a la vida, a los libros, a buenos médicos, a la medicina natural, al universo maravilloso y a mi fuerza de voluntad, he ido sobrellevando este cambio de vida, este nuevo ciclo, como mejor he podido y heme aquí acercándome ya a los 60 con entusiasmo, optimismo y aceptación.
No queda de otra, "my friend"
Relato escrito por Carmen Minerva 19/feb/2018
Imagen sacada de:
www.lapatilla.com/site/2015/01/19/como-envejecer-esta-en-tus-manos/
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